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Desórdenes del deseo

El deseo sexual inhibido es una disfunción sexual muy frecuente. Se presenta con un descenso o ausencia de deseo sexual y se manifiesta en la dificultad para iniciar o responder a la actividad sexual. Lo que se escucha decir comúnmente es “no tengo ganas, no sé qué me pasa”.
Existen diversos factores que podrían contribuir a la aparición de esta disfunción, entre ellos problemas de comunicación, experiencias sexuales traumáticas como violación, incesto o abuso sexual, falta de afecto, falta de educación sexual, falta de tiempo, como así también algunas enfermedades, problemas hormonales, y situaciones de gran estrés que podrían disminuir el interés sexual. Hay situaciones donde la persona expresa que su pareja padece bajo deseo sexual cuando quizás lo que sucede es que tenga un deseo sexual hiperactivo y sea muy exigente sexualmente.

Muchas veces esta disfunción del deseo podría estar asociada con otras disfunciones sexuales y algunas veces puede ser causada por éstas.
Si pensamos en una persona con disfunción eréctil o eyaculación precoz, se podría decir que no sería difícil que pierda el interés sexual porque generalmente asociará ese momento con fracaso o con una actividad no muy placentera, como así también si pensamos en alguien que padece dolor coital o dificultad para sentir orgasmos se podría decir que no sería difícil que pierda el interés sexual porque generalmente asociará ese momento con fracaso o con una actividad no muy placentera. Cuando aparece “esta falta de ganas”, lo que se quiere decir con eso es que hay una baja de la espontaneidad .Lo que hay que entender es que esa espontaneidad del deseo sexual como lo vivíamos en nuestra adolescencia no volverá más como por arte de magia, sino que habrá que salir en busca de él y ese será el desafío de cada unx.
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